Por Santiago Brignole Araujo
El otrora Castillo de Edo, hoy es la residencia del Emperador de Japón. Ubicado en el barrio tokiota de Chiyoda, es una visita necesaria para comprender el traspaso del feudalismo a la modernidad en el país. A continuación, podrán conocer su historia. La ciudad capital de Japón, Tokyo, antiguamente fue denominada Edo, dando nombre a la era de dominio del país por parte del clan Tokugawa. La actual metrópoli supo ser un pequeño poblado, que se encontraba inmerso en los diversos conflictos de los períodos de guerras internas del país, conocidos como Sengoku (戦国時代) y Azuchi Momoyama (安土桃山時代).
El período Sengoku, que podría traducirse como "época de los estados en guerra" comenzó al caer definitivamente la capacidad organizativa del shogunato presidido por el clan Ashikaga. Comenzando en 1457 y terminando en 1568 con el comienzo del período Azuchi Momoyama, el Sengoku estuvo marcado por los combates entre los diferentes señores feudales o Daimyo (大名) que, notando la debilidad del gobierno militar, buscaban acaparar el poder del país.
Esta era dió origen a diferentes leyendas, relatos épicos y recordadas batallas, llegando a su fin con el triunfo de Oda Nobunaga (織田 信長), quien fue destacado no solo por su capacidad militar sino por su crueldad. Sin embargo, la paz no llegaría hasta el año 1615 con el asedio al castillo de Osaka por parte de las fuerzas leales a Tokugawa contra los seguidores de Toyotomi Hideyori, hijo del unificador de Japón, Hideyoshi.
¿Cómo fue el origen de este castillo?
El castillo de Edo fue construído en 1457 por Ota Dokan (太田道灌) quien fuera un samurái vasallo del clan Uesugi, y fue precisamente por orden de estos poderosos señores que edificó esta magnífica fortaleza.
Sin embargo, al encontrarse dentro del Sengoku, este castillo fue pasando por diferentes manos. Los Uesugi lo perdieron en manos de los Hojo durante el llamado asedio de Edo, en 1524. Liderados por Hojo Ujitsuna, lograron vencer las defensas propuestas por Uesugi Tomooki, quien fuera el encargado de la protección de la fortaleza.
Deseoso de repeler a los atacantes, Uesugi Tomooki condujo a sus guerreros fuera del castillo para encontrarse en batalla con los Hojo en el cruce del río Takanawa. Sin embargo, Ujitsuna guió a sus hombres alrededor de las fuerzas de Uesugi y los atacó desde la retaguardia. Volviendo a su castillo, Tomooki descubrió que el comandante de su guarnición, Ota Dokan (justamente quien lo había construído), lo había traicionado y había abierto las puertas a los miembros del clan Hojo. Esta batalla marcaría el comienzo de una lucha de 17 años entre ambos clanes por el dominio de la región de Kanto.
El clan Hojo rivalizó con los Toyotomi y los Tokugawa. Y fue orden de Toyotomi Hideyoshi, que luego del asedio del castillo Odawara (donde las fuerzas de Hojo fueron finalmente vencidas) Tokugawa Ieyasu se quedara con estas tierras para su clan.
Al comenzar la era de dominio de los Tokugawa, se decidió que el Castillo de Edo se transformara en la sede principal de gobierno. Durante más de 200 años el shogunato impartió sus directivas desde este sitio.
Al comenzar la era Meiji en 1868, el Emperador decidió trasladar toda su corte desde la histórica capital imperial de Kyoto a la ahora llamada ciudad de Tokyo. Este cambio fue todo un símbolo de la era que se avecinaba, ya que daba lugar a un nuevo comienzo en el sitio donde confluía todo el poder fáctico de la nación desde hacía tiempo.
El Palacio en nuestros días
Hoy en día el Palacio Imperial puede ser visitado y admirado. Aunque hay sectores que no permiten el ingreso, y otros solamente son habilitados con visitas guiadas. La torre principal del castillo original sufrió un incendio y nunca más volvió a reconstruirse. Sin embargo, pueden verse diferentes puntos de vigilancia que nos retrotraen a su época de fortaleza militar.
Una parte del Palacio que es digna de admirar son los dos puentes que forman la entrada a los terrenos interiores, los puentes Nijubashi. Su hermoso diseño es digno de ser fotografiado cuantas veces uno crea necesario.
A su vez, dentro de la estructura pueden verse los hermosos jardines, que son meticulosamente cuidados y mantenidos durante todo el año. La época más recomendable para realizar una visita y maravillarse es en primavera y en otoño.
También, en el interior pueden encontrarse el Museo de Arte Moderno y la Galería de arte nacional, con lo cual los amantes del rubro artístico pueden conocer este ámbito de la cultura japonesa. De igual forma, puede conocerse el Nippon Budokan Hall, el cual es un espacio para la difusión de las artes marciales del Japón y eventos deportivos.
Los días 2 de enero (comienzo del nuevo año) y 23 de diciembre (cumpleaños del Emperador) son las dos fechas en las cuales puede visitarse y verse el interior del Palacio, que normalmente no se encuentra abierto durante el año. Vale aclarar igualmente que la fecha del cumpleaños del emperador cambiará próximamente cuando se haga efectiva la asunción del nuevo monarca y el consiguiente cambio de era.
Explorar el antiguo Castillo de Edo, hoy Palacio Imperial de Tokyo, es una experiencia fascinante. Al entrar en él, se realiza un viaje al pasado que otorga un panorama de lo que fue la época feudal del Japón. Pero al salir del mismo, pueden visualizarse los edificios modernos de Tokyo en su máxima expresión. Pasado, presente y futuro en un mismo sitio.
Cómo llegar:
El Palacio se encuentra a 10 minutos de la estación de Tokyo. También puede arribarse desde la estación Otemachi, que forma parte de las líneas Chiyoda, Tozai, Marunouchi y Hanzomon.
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